DARK BEIRA era la madre de todos los dioses y diosas de Escocia. Era de gran altura y muy vieja, y todo el mundo le temía. Cuando despertaba su ira era tan fiera como el mordiente viento del norte y dura como el mar golpeado por la tempestad. Cada invierno reinaba como Reina de las Cuatro Divisiones del Mundo, y nadie le disputaba su dominio. Pero cuando la dulce estación de primavera se dibujaba cercana, sus súbditos comenzaban a rebelarse contra ella y a echar de menos la llegada del Rey del Verano, Angus el del Corcel Blanco, y Bride, su hermosa reina, quienes eran querido por todos, ya que ellos traían la abundancia y los días brillantes y felices. Encolerizaba a Beira enormemente encontrar su poder mermado, e hizo todo lo posible para prolongar la estación de invierno con lluvias tormentosas primaverales y enviando heladas destructoras para matar las primeras flores e impedir que la hierba crezca.
Beira vivió durante cientos y cientos de años. La razón de que ella no muriera de vieja era porque, al principio de cada primavera, bebía de las aguas mágicas de la Fuente de la Juventud que nace en la Isla Verde del Oeste. Esta era una isla flotante donde el verano era la única estación, y los árboles estaban siempre iluminados con flore y cargados con frutas. Iba a la deriva sobre las plateadas mareas del azul Atlántico, y a veces aparecía en las costas occidentales de Irlanda y otras veces cercana a las Hébridas. Muchos rudos marineros han conducido sus naves arriba y abajo del océano, buscando la Isla Verde en vano. En una mañana en calma debían pasar sin darse cuenta sus orillas y no haber sabido que la tenían al alcance de la mano, ya que repetidas veces se encontraba escondida en una neblina centelleante. Los hombres han alcanzado a verla desde la orilla, pero mientras se deleitaban en su belleza con ojos de asombro, desapareció de repente de su vista al hundirse bajo las olas como la puesta de sol. Beira, sin embargo, siempre supo donde encontrarla cuando le llegaba el tiempo de visitarla.
Las aguas de la Fuente de la Juventud son más potentes cuando los días comienzan a crecer más largos, y los más potentes del principio los alargados días de primavera. Beira siempre visitó la isla por la noche antes del primer día alargado- eso es, la última noche de su reinado como Reina del Invierno. Sóla en la oscuridad ella se sienta detrás de la Fuente, esperando el amanecer. Cuando el primer rayo de luz tenue apareció in el cielo del este, bebió el agua mientras burbujeaba fresca de una grieta en la roca. Era necesario que bebiera de esta agua mágica antes que ningún pájaro visitara el pozo y antes que ningún perro ladrara. Si un pájaro bebía primero, o un perro ladraba antes de que ella comenzara a beber; la oscura y vieja Beira se convertiría en polvo.
Tan pronto como Beira probó el agua mágica, en silencio y sola, comenzó a volverse joven otra vez. Abandonó la isla y, regresando a Escocia, cayó en un mágico sueño. Cuando, al fin, despertó, en un amanecer brillante, ella se transformó en una hermosa joven de largos cabellos dorados como brotes de retama, mejillas rojas como bayas de serval y ojos azules que brillaban como el mar del verano bajo el sol. Entonces ella fue de un lado a otro a través de Escocia, vestida con una túnica verde y coronada con una guirnalda de brillantes flores de muchos colores. No había ninguna diosa tan hermosa que pudiera ser encontrada sobre la tierra, salvo Bride, la incomparable Reina del Verano.
Mientras cada mes iba pasando, sin embargo, Beira envejeció rápidamente. Ella alcanzó su plenitud de mujer en pleno verano, y cuando el otoño llegó sus cejas arqueadas y su hermosura comenzaron a desvanecerse. Cuando la estación de invierno retornó una vez más, ella se convirtió en una vieja y marchita bruja, y comenzó a reinar como la fuerte Reina Beira.
A menudo en las noches de tormenta de principios de invierno ella vaga, cantando esta triste canción:
"Oh vida que retrocedes como el mar!
Estoy cansada y vieja, estoy cansada y vieja-
Oh! cómo puedo feliz ser
sola en la oscuridad y el frío.
Soy la vieja Beira otra vez,
Mi manto ya no es tan verde,
pienso en mi belleza con dolor
y los días en que otra fue reina.
Mis brazos están marchitos y delgados,
mi pelo que una vez fue dorado es gris;
Es invierno- mi reinado comienza-
El verano de la juventud se ha desvanecido.
El verano de la juventud y el otoño han huido-
Estoy cansada y vieja, estoy cansada y vieja.
Cada flor debe marchitarse y morir
cuando los vientos soplan fríos, cuando los vientos soplan fríos"
La anciana Beira era considerada aterradora. Tenía un único ojo, pero sólo con verlo era agudo y cortante como el hielo y tan rápido como la caballa del océano. Su aspecto era de un apagado azul oscuro, y así es como ella cantaba sobre ello:
"Por qué es mi rostro tan oscuro, tan oscuro?
Tan oscuro, caramba! tan oscuro, caramba!
En todos los tiempos ando sola
en el fango, en el frío, ah yo!"
Sus dientes eran rojos como el óxido, y sus cabellos, que caían pesadamente sobre sus hombros, eran blancos como un álamo cubierto con escarcha helada. En su cabeza llevaba una gorra estampada (un sombrero de mujer). Toda su ropa era gris, y nunca se le vio sin su gran chal de color pardo, que se cernía estrechamente sobre sus hombros.
Se decía que en los días cuando el mundo era joven Beira vió tierra donde hay ahora agua y agua donde hay tierra.
Una vez un mago le habló y le dijo: "Dime tu edad, oh mujer astuta y vieja"
Beira respondió: Durante mucho tiempo he dejado de contar los años. Pero te diré lo que he visto. Allá está la sellada roca encantada de Skerryvore en el medio del mar. Recuerdo cuando era una montaña rodeada de campos. Vi los campos arados, y la cebada que crecía en ellos era fuerte y jugosa. Allá está el lago. Recuerdo cuando era un pequeño pozo redondo. En aquellos días yo era una chica rubia y joven, y ahora soy muy vieja y frágil y oscura y miserable.
Se decía también que Beira dejó muchos ríos y formó muchos lagos, a veces voluntariamente y otras contra su voluntad, y que también formó muchas cimas y valles. Todas las colinas en Rosshire se dice que han sido hechas por Beira.
Hubo una vez un pozo en Ben Cruachan, en Argyll, del que Beira bebía agua a diario. Cada mañana a la salida del sol ella despegaba la losa que lo cubría, y cada tarde a la puesta del sol lo volvía a cubrir. Ocurrió que olvidó cubrirlo. Entonces el orden de las cosas se turbó. Tan pronto como el sol se fué el agua aumentó de volumen y rodó por la ladera, rugiendo como un mar hinchado por la tempestad. Cuando el día amaneció, Beira encontró que el valle bajo se llenó de agua. Fue de esta forma que el Lago Awe se creó.
Beira tuvo otro pozo en Invernesshire que se tuvo que mantener cubierto de la misma manera desde el amanecer hasta el atardecer. Una de sus criadas, cuyo nombre era Nessa, estaba a cargo del pozo. Ocurrió que una tarde la criada llegó tarde a cubrir el pozo. Cuando se acercó al pozo vio que el agua estaba fluyendo tan rápido de él que se volvió y corrió por su vida. Beira la vio desde la cima del Ben Nevis, que era su trono de montaña, y gritó: "Has descuidado tu deber. Ahora correrás para siempre y nunca dejarás el agua"
La criada fue a la vez transformada en río, y el lago y el río que corrían de ella hacia el mar llevan su nombre. Así es como el lago se llamó Lago Ness y el río Río Ness.
Una vez al año, cuando la noche en la que ella fue transformada regresa, Ness (Nessa) surge del río en su forma de chica, y canta una dulce y triste canción en la pálida luz de la luna. Se dice que su voz es más clara y más bonita que la de cualquier pájaro, y su música más melodiosa que las doradas harpas y las plateadas gaitas del país de las hadas.
En los días cuando los ríos se soltaron y los lagos se hicieron, Beira se puso a construir las montañas de Escocia. Al trabajar ella llevaba a sus espaldas una gran cesta llena con rocas y tierra. Algunas veces mientras ella saltaba de una colina a otra su cesta se inclinaba hacia los lados y las rocas y la tierra caían a los lagos y formaban islas. En muchas islas se habla de ellas como "derramamientos de la cesta de la grande y vieja mujer".
Beira tuvo ocho brujas que eran sus siervas. Ellas también llevaban cestas, y una tras otra vaciaban sus cestas hasta que una montaña se amontonaba cerca de las nubes.
Una de las razones por las que Beira hizo las montañas fue para usarlas como escalones; otra fue para proveer casas para sus hijos gigantes. Muchos de sus hijos eran muy pendencieros; ellos luchaban continuamente entre si. Para castigar a aquellos de entre los que la desobedecieron, Beira encerró a los infractores en una casa de las montañas, y de éstas no podían escapar sin su permiso. Pero esto no evitó que lucharan entre ellos. Cada mañana escalaban a las cimas de sus casas en las montañas y arrojaban grandes rocas el uno al otro. De ahí que tantas grandes rocas estén ahora en las laderas empinadas y esparcidas a través de los valles. Otros hijos gigantes de Beira moraron en cuevas profundas. Algunas eran cuernos como ciervos, y otras tenían muchas cabezas. Tan fuertes eran que podían recoger ganado y, arrojándolos sobre sus hombros, llevarlos y asarlos para sus comidas. Cada gigante hijo de Beira era llamado Fooar.
Fue Beira quien construyó Ben Wyvis. Le resultó una tarea difícil, ya que tuvo que hacer todo el trabajo sola, y sus brujas sirvientes estaban ocupadas en otro lugar. Un día, cuando se había vuelto muy cansada; tropezó y volcó su cesta. Todas las rocas y tierra que contenía cayeron en un montón, y formaron la montaña que se llama Little Wyvis.
La única herramienta que utilizó Beira fue un martillo mágico. Cuando golpeó suavemente el suelo de tierra se volvió tan dura como el hierro; cuando golpeó pesadamente el suelo un valle se formó. Después tuvo que construir una montaña, y le dio su forma especial por el astillamiento de las rocas con su martillo. Si ella hubiera hecho todas las colinas de la misma forma, nadie hubiera podido reconocerlas de una a otra.
Después que las montañas estuvieron formadas, Beira obtuvo gran placer de los animales salvajes. Los zorros ladraban con placer cuando la veían, los lobos aullaban para saludarla y las águilas gritaban de alegría en el cielo. Beira tuvo grandes manadas y rebaños a los que ella dio su protección- ciervos ágiles de pies, ganado de altas cornamentas, peludas cabras grises, ovejas y cerdos oscuros que tenían vellones blancos como la nieve. Ella encantó a sus ciervos contra los cazadores, y cuando visitaba a un ciervo en el bosque los ayudaba a escapar de ellos. Durante principios del invierno ordeñaba las ciervas en las cimas de las montañas, pero cuando el viento crecía tanto que la espuma volaba de los cubos de ordeño, ella las conducía a los valles. La espuma se congelaba en las crestas de las altas montañas, y se quedaba blanca como la nieve y hermosa. Cuando los torrentes de invierno comenzaban a caer de las laderas saltando de un saliente a otro, la gente decía: "Beira está ordeñando sus cabras peludas, y corrientes de leche se vierten sobre las rocas".
Beira lavaba su gran chal en el mar, pues no había un lago lo suficientemente grande para tal propósito. La parte que ella eligió para su lavado es el estrecho entre las islas occidentales de Jura y Scarba. El hoyo de lavado de Beira es el remolino allí llamado Corrybreckan. Era tan nombrado porque el hijo de un rey escocés, llamado Breckan, se ahogó en él, siendo su bote zozobrado por las olas aumentadas por Beira.
Tres días antes la Reina del Invierno comenzó su trabajo, sus brujas sirvientes dejaron preparada el agua para ella, y el Corry pudo entonces ser oído resoplando y echando humo a veinte millas a la redonda. En el cuarto día Beira arrojó su chal al remolino, y lo caminó con sus pies hasta el filo de Corry desbordado con espuma.Cuando hubo terminado su baño tendió su chal en las montañas para secarse, y tan pronto como lo levantó, todas las montañas de Escocia estaban blancas con nieve lo que significaba que la gran Reina había comenzado su reinado.
Ahora, el significado de esta historia es que Beira es el espíritu del invierno. Ella se hace más fuerte y vieja a medida que pasan las semanas, hasta que al fin su fuerza se agota. Entonces renueva su juventud, mientras que debe vivir a través del verano y el otoño y comenzar reinando una vez más.
El antiguo pueblo de Escocia vio que durante el principio del invierno torrentes se vertían de las colinas, y en esta fábula de Beira ellos expresaban sus creencias de que los torrentes eran dejados por la Reina del Invierno, y que los lagos eran, al principio, formados por los torrentes que nacían de los pozos mágicos. Ellos veían grandes rocas tendidas en las laderas y en los valles, y dando cuenta de su presencia en estos lugares contando cómo eran arrojadas de las cimas de las montañas por los hijos gigantes de Beira.
Historia sacada del libro Mitos y Leyendas de Escocia
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