viernes, 31 de agosto de 2012

The folkloric traditions of the Orkney: THE SEA-TROWS



Según el folklore, las Islas Orcadas fue el hogar de dos diferentes tipos de TROW. El primero, y, como mucho, el más conocido, eran los traviesos, y frecuentemente malévolos, hill-trows, que habitaban en muchas de las colinas huecas y montículos de las islas. El segundo son conocidos simplemente como sea-trows. Estas criaturas habitaron en las aguas alrededor de las islas. La tradición cuenta que, en algún momento en el pasado distante, compartieron la tierra con los hill-trows. Para algunos, ahora olvidado, razón por la que fueron desterrados al mar. En las Islas Orcadas, los detalles de esta pelea, y el forzado exilio que siguió, se han perdido.
Se dice también que los sea-trow son la criatura más fea imaginable. Descritos como con cara de mono, con enormes extremidades difíciles de manejar, la cabeza de los sea-trow se inclinaba en ángulo agudo en la parte superior. Su cuerpo estaba marchito y sus pies gordos, redondos como piedra de molino y, al igual que sus dedos, unidos por una membrana. Con la piel que era escamosa, y el pelo lacio y enmarañado como  algas cayendo alrededor de su cabeza, los contadores de historias de las Islas Orcadas a menudo se referían a los sea-trow como "Tangy" -del vocablo dialectal "tang" que significa "alga marina".
Al igual que otros moradores sobrenaturales del mar, los sea-trows eran muy aficionados a regresar a la tierra, pero fuera del agua su grotesca forma significaba que sus movimientos eran torpes, lentos y de pato. Su refugio favorito en tierra firme era la "playa", la zona de tierra entre la pleamar y la bajamar. Aunque al pobre sea-trow le habría encantado extender sus andanzas tierra adentro, no pudo hacerlo de forma tan segura por temor a sus mortales enemigos, los hill-trows. El mar era el único lugar en el que el sea-trow estaba a salvo de sus primos los moradores de la tierra.
A diferencia del arquetípico trow, los sea-trows tenían fama de estúpidos. Aunque no estaban representados como criaturas demoníacas, a menudo les jugaban malas pasadas a los pocos humanos que encontraban. Muy a menudo, sin embargo, la estupidez de los sea-trows significaba que sus travesuras fracasaban, dejando a las desconcertadas criaturas en un estado de absoluta confusión.
Además de ser estúpidos, los sea-trows tenían fama de perezosos. Más que coger peces para él, el sea-trow prefería quedarse en el fondo del mar observando a los pescadores mortales por encima del sedal. Cuando un pez se enganchaba, el sea-trow lo desengancharía con rapidez y devoraría con avidez. Más de un pobre pescador se fue a casa con las manos vacías a causa de los ladrones sea-trows.
Donde la pesca era pobre y los peces no estaban picando, el sea-trow satisfacía su hambre quitando el cebo del anzuelo de los pescadores. Esto era una travesura peligrosa, ya que se quedaba enganchado muchas veces y acercado a la superficie donde, si su aterradora apariencia no aterrorizaba al pescador, era castigado por su insolencia. 
Una historia tal se cuenta en un poema antiguo de las Orcadas. 
Después de describir el temor terrorífico de los marineros de ver al deforme monstruo al lado de la barca tras detenerse en uno de sus sedales, el poema dice asi:

"The Geudman o'Ancum was grippid wi grace,
He up wi the aethic steen, an sank i his face, 
An heem day rowed i muckel fare,
An sang a psalm, an meed a prayer"


Y eso es todo lo que sobrevive de los sea-trow en la tradición popular en las Islas Orcadas.
Aunque la tradición es rica en cuentos sobre los hill-trows, y sus hazañas, la información sobres sus primos acuáticos es mucho más rara. En la historia de Copinsay Brownie, obtenemos un tentador atisbo de una criatura que parece estar relacionada de alguna manera, pero hay muy poco más.
"Las historias nos cuentan que varias de tales Criaturas se aparecen a los pescadores del mar, particularmente tal y como ellos las llaman Sea-Trowes, grandes criaturas onduladas, dando volteretas en las aguas, las cuales, si vienen a través de sus redes las romperán, y a veces se las llevarán con ellas; 
Si los pescadores las ven antes de que se acerquen, intentan mantenerlas fuera con sus remos o largos palos, y si pueden conseguirlo golpeando con eso, intentarán hacerlo:
Los pescadores tanto de las Orcadas como de las Shetland, se asustan cuando las ven, que sus temores les hace pensar y a veces dicen que es el Diablo con forma de tales criaturas, si es así o no mientras recelan, no se puede determinar. Sin embargo, parece ser más que probable, que el espíritu demoníaco frecuente ambos, Mar y Tierra".

Rev John Brand ; 1703