martes, 28 de octubre de 2008

YS, la Ciudad sumergida



Existe una antigua leyenda de origen celta que narra la historia de una ciudad sumergida en las gélidas aguas del Mar del Norte. Se trata de la ciudad más bella que jamás contemplaran los hombres, aquella que se llamó Ys.

La historia comienza en un rey, Gradlon, originario de Cornualles, que era poseedor de una gran flota de barcos que asolaban las gélidas aguas entre Kernow y el frío Norte, en su mayoría buques de guerra con los que tenía subyugados a sus enemigos.

Gradlon, que era un excelente estratega y un experto marinero, se hizo muy rico a costa de saquear a sus enemigos. Sus hombres, que combatieron junto a él durante años, un día se cansaron de las constantes batallas que libraban y se rebelaron cuando eran dirigidos por Gradlon al asalto de una fortaleza norteña. Muchos de ellos habían fallecido de frío, debido a que era un crudo invierno, y los supervivientes decidieron acabar con aquello y regresar a sus barcos, volver a casa y encontrarse con sus esposas, ver crecer a sus hijos y vivir en paz. Así que abandonaron al rey.

Por su parte, Gradlon les permitió marchar, encontrándose de repente totalmente solo en aquella inhóspita tierra. Tras innumerables batallas y aventuras, se encontraba derrotado, no por el hecho de que un adversario le venciera, sino por la deserción de sus propios hombres. Se sentía hundido y apesadumbrado. De repente, notó una presencia cerca de él, fluyendo por su cuerpo como un chorro de sensaciones que jamás había sentido antes. Alzó la cabeza y pudo observar, de pie junto a él, una pálida figura femenina. Su complexión era, como hemos dicho, pálida, tanto como la luz de la luna; sobre su pecho, lucía un precioso collar de plata que brillaba con la triste y apagada luz de las estrellas del Norte. Su cabeza y sus hombros, estaban enmarcados completamente por las finas hebras de su rojiza cabellera. Aquella impactante belleza era Malgven, la Reina del Norte, soberana de las tierras hiperbóreas.

Extendió su mano e instó a levantarse Gradlon, al que situó frente a ella, ofreciéndole una propuesta: “Se de ti, Gradlon, que eres valiente y habilidoso en la batalla, joven y vigoroso, a diferencia de mi esposo, que es viejo y decrépito. Su espada está oxidada y en desuso. Ven conmigo, juntos podríamos acabar con él y yo regresaría a tú tierra de Kernow como tú esposa”. Totalmente encantado por aquella hechizante mujer, Gradlon se enamoró perdidamente de ella y efectivamente, juntos asesinaron al anciano Rey del Norte, llenaron por completo un único cofre con oro y como Gradlon había perdido todas sus embarcaciones en la deserción de sus hombres, emplearon el corcel de batalla de Malgven, llamado Morvarc´h (o Caballo de Mar) Aquel animal era negro como la noche, y de sus ollares salía fuego con cada inspiración. En cuanto lo montaron, surcó veloz como el viento, las espumeantes crestas de las olas. De este modo, en breve alcanzaron a los hombres de Gradlon que habían huido en sus naves.

Gradlon tomó a su cargo la nave insignia de la flotilla y navegó hacia el este primero y luego hacia el sureste, hacia los salvajes mares que rodeaban la Isla Brumosa. Fue en aquel momento en que la tormenta que les azotaba, tornó en violenta tempestad que alejó a los buques lejos de cualquier punto conocido, hacia el noroeste, a reinos y lugares desconocidos. Estuvieron un año entero en el mar antes de que pudieran encontrar el camino que les había de llevar de regreso a Kernow. En este épico viaje, Malgven dio a luz una niña, a la que llamó Dalhut. Pero poco después de dar a luz a su hija, Malgven cayó enferma y falleció.

Graldlon, desconsolado por la pérdida de su amada, cuando por fin regresó a su hogar, se encerró en su castillo para no salir nunca más, roto por el dolor. Pero su hija fue creciendo y se fue transformando en una preciosa jovencita que disfrutaba pasando el rato jugando con los largos bucles de su dorado cabello. Y al igual que su madre, estaba muy unida al mar, por lo que un día decidió ir a ver a su padre y le pidió que construyera una ciudadela, con la particularidad de que la quería en el mar.

El padre no pudo por más que cumplir el deseo de su amada hija, e inmediatamente ordenó a cientos de arquitectos, artesanos ebanistas, herreros y demás personas necesarias para llevar a cabo una construcción, que se dedicaran por entero a la labor de crear una nueva ciudad en una bahía (algunas versiones de la leyenda dicen que en Douarnenez) de la costa de Bretaña. Para cualquier observador que se situara en la costa, le parecería que las cúpulas y tejados de la ciudad, emergen del mar. Pero lo cierto es que, para proteger la ciudad de la furia del mar, estaba construyéndose encerrada en un enorme e impenetrable muro de piedra. Su única entrada era a través de una gigantesca puerta de bronce, de la que sólo Gradlon tenía la llave. A esta magnífica construcción la llamaron Ys.

Cada tarde, cuando los pescadores regresaban de faenar y pasaban por la nueva ciudad, podían ver a una preciosa mujer en la costa. Y, mientras jugueteaba con su hermoso cabello dorado, le cantaba a las olas, que se mecían, serenas a sus pies:

Ocean, beautiful one of blue, embrace me, roll me on the sandI am thine, lovely Ocean blueBorn upon amidst thy waves and foam was I;As a child I played with theeOcean, magnificent Ocean, blueOcean, beautiful one of blue, embrace me, roll me on the sandI am thine, lovely Ocean blueOcean, arbiter of boats and men, give me thy wrecksGold-trimmed, jewel-bedecked treasure fleetsBring handsome sailors to my gaze,To use and then return to theeOcean, beautiful one of blue, embrace me, roll me on the sandI am thine, lovely Ocean blue.

Lo cierto es que Ys se llegó a convertir en un lugar de excesos, un reino lleno de marineros que cada día veía el advenimiento de nuevos juegos, fiestas y bailes. A través de la preciosa letra de su canción, Dahut encandilaba a los marineros y cada noche, uno de ellos acababa en su alcoba. Durante el día, festejaba con el que elegía, cortejándole. En las fiestas que tenían lugar cada tarde, se cubría el rostro con una máscara negra y se llevaba al marinero a sus aposentos. Y durante toda la noche, jugaba con el joven a su antojo, haciendo de él lo que quería. Y así, al romper el alba, cuando el los pájaros rompían el silencio de la noche con sus trinos, la máscara por si misma, se extendía por el cuello y la garganta de su compañero, asfixiándole hasta la muerte. Una vez que el pobre infeliz caía muerto, la máscara caía del rostro de Dahut, y esta pedía a un jinete que se llevara el cuerpo inerte en su montura para que lo arrojara, como ofrenda al Océano, en un lugar que se conocía como Bahía de los Muertos (o Trepasses).

martes, 21 de octubre de 2008

LA BANDERA ESCOCESA, otra leyenda

Siguiendo fiel a la línea de mi blog, hoy voy a comentar el origen de la bandera de Escocia. A modo de descripción, se trata de una bandera compuesta por un aspa blanca sobre fondo azul. Este aspa se trata de la Cruz de San Andrés, patrono de Escocia. Pero, ¿de dónde viene realmente su origen?
Según la leyenda, en el 832 el rey Angus II de los Pictos dirigió a los escotos en su batalla contra los anglos, comandados por Aethelstan de East Anglia, cerca del actual municipio de Athelstaneford, en East Lothian. El rey Angus y sus hombres se vieron rodeados, y rezaron por sus vidas. Durante la noche, San Andrés se apareció al rey y le prometió la victoria. Por la mañana, ambos ejércitos vieron aparecer sobre el cielo azul una cruz blanca, representando la cruz sobre la que había sido martirizado San Andrés. Esta aparición dio coraje a los escoceses, mientras que los anglos se desmoralizaron y perdieron el combate.


"Nemo me impune lacessit"


Nadie me ofende impúnemente





sábado, 11 de octubre de 2008

HUGH O'DONNEL, from Ireland to Spain

Conocido como "Red" Hugh O'Donnell (en gaélico irlandés Aodh Rua Ó Domhnaill) (1572-10 de septiembre de 1602) fue Príncipe de Tyrconnell, que dirigió una rebelión contra los gobernantes ingleses en la Irlanda de 1593 y ayudó a dirigir la Guerra de los Nueve Años (en Irlanda), una revuelta contra la ocupación inglesa, de 1593 a 1603. Aodh Rua Ó Domhnaill era hijo del Rey de Tyrconnell, Aodh mac Maghnusa Ó Domhnaill, y su segunda esposa, Ineen Dubh. Nació en 1572. A los 15 años de edad fue secuestrado por Sir John Perrot en un intento de prevenir una alianza entre los clanes de O'Donnell y O'Neill, y lo encarceló en el Castillo de Dublin en 1587. Él escapó brevemente en 1591, pero fue recuperado a los pocos dias. Por último, logró escapar en junio de 1592 con la ayuda de su aliado Hugh O'Neill, que lo organizó para su huida de Dublin hacia el interior de las Montañas Wicklow. Él alcanzó con éxito la fortaleza de Fiach MacHugh O'Byrne (otro de los aliados de O'Neill) en Glenmalure, donde encontró refugio, pero su compañero O'Neill murió de frio en las montañas. O'Donnell perdió ambos dedos gordos de los pies por congelación.

Sobre su retorno a Ulster, ganó el liderato del Clan O'Donnell (conocido como Clann Dalaigh de la tribu Cenél Conaill derivó de la dinastia Heremonian de los Altos-Reyes de Irlanda), O'Donnell llegó a ser "El O'Donnell", Lord de Tyrconnell (Donegal moderno) después que su padre abdicó a su favor el año anterior. Habiendo conducido al alguacil de la corona fuera de Tyrconnell, dirigió con éxito dos expediciones contra Turlough Luineach O'Neill en 1593, para forzar a Turlough a abdicar su jefatura en favor de Hugh O'Neill. En este momento, O'Neill no se unió con O'Donnell en rebelión abierta, pero secretamente lo apoyó para aumentar su poder de negociación con los ingleses. Al mismo tiempo, O'Donnell se comunicaba con Felipe II de España para ayuda militar.

Declarando la rebelión abierta contra los ingleses al año siguiente, las fuerzas de O'Donnell tomaron Connacht desde Sligo hasta Leitrim durante 1595. En este año, Hugh O'Neill, Conde de Tyrone, abandonó la negociación con los ingleses y en 1596 las fuerzas combinadas de O'Donnell y O'Neill vencieron a los ingleses bajo el mando de Sir Henry Bagenal en la Batalla de Contibret.

Su gran victoria vino, sin embargo, dos años después en la Batalla de Yellow Ford en el Río Blackwater cerca de la frontera sur de Tyrone en 1598. En esta batalla, los irlandeses aniquilaron la fuerza inglesa marchando a socorrer Armagh y parecían estar a punto de expulsar a los ingleses de Irlanda completamente. O’Neill entonces fue al sur para garantizar la lealtad de los lores de Irlanda en Munster, mientras O’Donnell invadió Connacht, expulsando la pequeña solución inglesa de allí.

Sin embargo, en los próximos dos años, O’Donnell y O’Neill estarían en serios aprietos con el despliegue de más de mil tropas inglesas en el país. O’Donnell repeló una expedición inglesa hacia el oeste del Ulster a la batalla de Curlew Pass en 1599, pero su posición y la de O’Neill fue cada vez más defensiva. Todavía peor para O’Donnell que las ofensivas inglesas fue la deserción de su pariente (primo y cuñado), Niall Garve O’Donnell al bando inglés, a cambio de su apoyo para reclamar el liderazgo de O’Donnell. El apoyo de Niall Garve permitió a los ingleses obtener una fuerza marítima en Derry en el corazón del territorio O’Donnell.

Ellos reconocieron que su única oportunidad de ganar la guerra de manera absoluta era con la ayuda de la invasión española. Los españoles finalmente desembarcaron en Kinsale--prácticamente en el extremo opuesto de Irlanda hacia el rebelde Ulster en septiembre de 1601. O’Donnell condujo a su ejército en una dura marcha durante el invierno de 1601, a menudo cubriendo más de 40 millas por día, a unirse a O’Neill y al General español Juan del Aquila en Kinsale llegando a principios de diciembre de 1601.

En el camino, fiel a sus armas familiares y al lema Constantiniano In Hoc Signo Vinces y en anticipación a la batalla que está por venir a Kinsale, él visitó y veneró una reliquia de la Vera Cruz (Holy rood) en la Fiesta de San Andrés, en 30 de noviembre de 1601, en la Abadía de Holy Cross, que fue un punto de defensa de la libertad religiosa y de la soberanía irlandesa. Desde allí él envió una expedición a Ardfert en el Condado de Kerry, para ganar una rápida victoria y recuperar con éxito el territorio de sus aliados, Fitzmaurice, Lord de Kerry, que lo había perdido y a su hijo de 9 años, a Sir Charles Wilmot. Dejó a algunos de sus parientes O’Donnell detrás en Ardfert para guardar la Baronía de Clanmaurice.

Durante la Batalla de Kinsale el 5/6 de enero de 1602 las fuerzas combinadas de Del Aquila, O’Neill y O’Donnell fueron vencidas por Sir Charles Blount, Lord Mountjoy.

Después de la derrota irlandesa en Kinsale, O’Donnell abandonó Irlanda y navegó a Coruña en Galicia, España, donde muchos otros jefes ya llegaban con sus familias. Allí fue recibido con grandes honores por el Gobernador de Galicia y el Arzobispo de Santiago de Compostela, donde un colegio irlandés fue fundado. También fue llevado a “visitar la Torre de Betanzos, donde según leyendas bardas de los hijos de Milesius se fueron a la Isla del Destino”.

Mientras estaba en Coruña, trazó un retorno a Irlanda y viajó a Valladolid para conseguir más ayuda de Felipe III de España, quien le prometió que sería organizada una nueva invasión de Irlanda. Como pasó un año y O’Donnell no recibió ninguna noticia de Felipe III de España, se fue otra vez para Valladolid, pero murió en el camino y fue enterrado en el Castillo de Simancas en 1602. Con su muerte los planes españoles de enviar más ayuda a los irlandeses fueron abandonados. Aunque hubo una vez que se pensó que fue asesinado- un James Blake de Galway es nombrado a menudo como el asesino que ofreció su amistad y luego lo envenenó en nombre de los ingleses- ahora existe la creencia generalizada de que murió de una tenia.

Fue enterrado en el capítulo del monasterio franciscano de Valladolid. Sin embargo, el edificio fue demolido en el siglo XIX y la ubicación exacta de la tumba es desconocida.

Fue sucedido como jefe del Clan O’Donnell por Niall Garbh O’Donnell. El hermano de Red Hugh, Rory (más tarde Conde de Tyrconnell) sucedió a Red Hugh como líder de la facción de Red Hugh O’Donnell dentro de la división de la dinastía.

Fue muy bien elogiado en los escritos de la lengua irlandesa de principios del siglo XVII por su nobleza y compromiso religioso al Catolicismo Romano- especialmente en los Anales de los Cuatro Maestros y Beatha Aodh O Domhnail (La vida de Red Hugh O’Donnell) por Lughaidh Ó Cléirigh. A pesar de su reputación póstuma ha sido algo eclipsado por la de su aliado Hugh O’Neill, sus capacidades de mando y militares fueron tomadas en cuenta considerablemente, considerando que estuvo activo a la temprana edad de 30 años a la batalla de Kinsale. Su personalidad parece haber sido especialmente magnética y fuentes contemporáneas están unidas en su elogio de sus habilidades oratorias.

En 1991, una placa fue erigida en el Castillo de Simancas en conmemoración de Red Hugh O’Donnell.

En 1992, conmemorando el 390 aniversario de la llegada de O’Donnell a Galicia, el galardonado compositor de Riverdance ganador de un Grammy, Bill Whelan, reunió a los mejores músicos de Irlanda y Galicia y estrenó la sinfonía “From Kinsale to Corunna” (De Kinsale a Coruña).

En septiembre de 2002, Eunan O’Donnell, BL, dio Tratamiento al Castillo de Simancas en honor de Red Hugh, durante la Reunión del Clan O’Donnel en España.



Post dedicado a Pampanitos Verdes, ya que sin su comentario y aportación nunca hubiera sabido la existencia de este hombre. Gracias.



Caithfidh fir Éireann uile
o haicme go haonduine...

gliec na timcheall no tuitim

("Todos los irlandeses desde una sola persona
a todas las personas deben unirse o caer")


miércoles, 1 de octubre de 2008

LOS CLANES: LOS SINCLAIR

Según la definición encontrada en el wikipedia, clan es un grupo de gente unida por parentesco y ascendencia, está definida como la percepción de ser descendientes de un ancestro común. En gaélico, la palabra ' clann ' significa la familia o los niños. Pero, ¿cómo era realmente el sistema de clanes escocés?
Los orígenes con un fundador mitológico, siempre han sido reivindicados por los clanes, reforzando su posición y status así como una noción romántica y gloriosa de sus orígenes. La mayoría de los más poderosos clanes apuntan a orígenes basados en la mitología celta. Hasta su abolición, en el siglo XVIII, los clanes de las Highlands, orgullosos y guerreros, tenían un enorme poder en la sociedad escocesa.
Los clanes vivieron de la tierra de forma autosuficiente, donde el ganado era su mayor fuente de riqueza. No era de extrañar pues, la costumbre de robar ganado (a veces para sobrevivir), una costumbre del todo extendida, al igual que los conflictos territoriales entre clanes.
Los miembros del clan no poseían la tierra, sólo el jefe, que la heredaba bien de la Corona, bien de otros jefes de clanes. Los jefes del clan eran los protectores del mismo, eran sus guardianes y eran los encargados de mantener la ley y el orden dentro del clan.
El origen de los clanes en Escocia no está muy claro, ya que debe su inicio a las variadas incursiones que tuvo: vikingas, normandas, celtas (de irlanda),...; aún así, existen muchos repartidos por toda la geografía escocesa. Empezaré de arriba abajo, por tanto le toca el turno al Clan de los Sinclair.

Los Sinclair son un clan escocés de las Tierras Altas o Highlands, con tierras en el norte de Escocia, al norte de las Orcadas, y al norte del Lothians que recibieron de los Reyes de Escocia. Tiene sus orígenes en Saint-Clair-sur-Epte, en Normandía, Francia.William "El Decoroso" Sinclair, entre otros, acompañó a William el Conquistador en 1066 en su invasión de Inglaterra. También acompañó a Margaret, hija de Eduardo el Exiliado a Escocia en 1066, donde se casó con Malcom III de Escocia. A cambio de sus esfuerzos, el rey otorgó según cabe suponer a Sinclair la baronía de Roslin, "en la herencia libre".
Batalla de Alnwick, Northumbria Inglaterra, 1093. Sir Henry Sinclair (1060 - 1110) dirigió un ataque exitoso en Inglaterra en el Castillo de Alnwick. Después de la batalla durante una ceremonia donde las llaves del castillo iban a ser entregadas al Rey escocés un inglés mató a Malcom III de Escocia. Hoy en día el castillo todavía mantiene restos de una fuerza impresionante con un torreón central y una enorme muralla circular.



Batalla de Standard, 1138. Aqui Sir Henry Sinclair (1100-1165) ganó la alta distinción en defensa de Escocia y fue recompensado con las tierras de Cardaine. Más tarde fue enviado a Inglaterra como embajador escocés para resolver las disputas de la tierra. También logró reclamar Northumberland para Escocia.
Cuenta la leyenda de que los Condes de Caithness entraron en una sucesión larga de enemistades con sus vecinos y dentro de la familia. La mayoría de las batallas más notables del clan fueron entre ellos y el Clan Sutherland.

Rebelión de los Sinclair, 1222. Esta rebelión de los Sinclair no parece haber sido registrada en ninguna crónica o registro y es completamente desconocida para los estudiosos de este período. Los orígenes de la historia descansan probablemente en la literatura romántica del siglo XVIII. La historia va de que el problema estuvo sobre los diezmos impuestos por el Obispo de Caithness cuya sede estaba en Dornoch, y está basada probablemente en una disputa diocesana resuelta por el Rey Alexander. Los Sinclair Condes de Caithness (según la historia, pero de hecho los Sinclair no llegarían a ser terratenientes del norte por otro siglo) se habían resentido largamente del hecho de que el obispado estuviese bajo el contro de los Sutherland y decidieron explotar el descontento sobre los diezmos, para deshacerse del obispo y tener el campo libre. Hubo pronto un disturbio, dijo ser incitado por el oro Sinclair. El desafortunado obispo fue quemado vivo y su catedral fue quemada. Los amotinadores entonces se dirigieron hacia el norte para unirse a sus aliados Sinclair. Una vez más a Lord Sutherland se le dió la responsabilidad por parte de la Corona de restaurar la ley y el orden, y para castigar a los Sinclair por su instigación de los incidentes. La fuerza de Sutherland fue reunida y el lejano noreste fue arrasado en una campaña de venganza y represión. Wick y Thurso fueron quemados y la fortaleza de los Sinclair arrasó. Ochenta hombres fueron tratados durante el verano en la sesión del tribunal de Golspie y hubo un estricto castigo para los amotinadores. Cuatro de los cabecillas fueron quemados y luego, por añadidura, fueron alimento de los perros del pueblo.




Nombre Gaélico: Mac na Ceardadh


Lema: Commit thy work to God (Latin "Revela Domino opera tua")


Tierras: Midlothian, Orkney y Caithness


Origen del nombre: Nombre de lugar, francés de Sancto Claro


Música de gaita: Spaidsearachd Mhic nan Cearda (The Sinclair's March)