Bride regresó al castillo de la montaña y tendió el blanco vellón a
los pies de beira. Pero la vieja reina apenas lo miró. Su mirada estaba fija en
los galantos que bride llevaba.
“¿dónde encontraste esas flores?” preguntó beira con ira repentina.
Bride dijo: “los galantos están ahora creciendo en las crujientes
maderas del abeto verde, el berro está surgiendo en las orillas de los arroyos,
y la hierba nueva ha comenzado a dispararse en los campos”.
“¡desafortunadas son las noticias que me traes!” gritó beira. “¡largo
de mi vista!”
Bride se dio la vuelta, pero no con tristeza. Un nuevo júbilo había
penetrado en su corazón, por lo que ella supo que la salvaje estación de
invierno estaba pasando, y que el reinado de la reina beira pronto llegaría a
su fin.
Mientras tanto beira convocó a sus ocho brujas sirvientas, y les
habló, diciendo: “cabalga al norte y al sur, cabalga al este y oeste, y yo
cabalgaré lejos también. Golpea al mundo con heladas y tempestades, de modo que
ninguna flor pueda florecer y que la brizna de hierba no sobreviva. Estoy declarando
la guerra a todo crecimiento”.
Cuando ella hubo hablado así, las ocho arpías montaron a lomos de
cabras peludas y cabalgarón raudamente para cumplir sus órdenes. Beira fue
rauda también, tomando en su mano derecha su negro martillo mágico. En la noche
de ese mismo día una gran tempestad azotó el océano con furia y trajo terror a
cada rincón de la tierra.
Traducción del libro "scottish myths and legends"
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